sábado, 20 de diciembre de 2008

Mudhoney - No One Has

Estuve tan cerca de no tener salida
No cierro la puerta nunca más
Estuve tan cerca de no tener salida
No cierro la puerta nunca más
No

Perdi la cabeza como un millon de veces
Todavía no estoy seguro de lo que estoy buscando
Debo haber perdido la cabeza como un millon de veces
Todavía no estoy seguro de lo que estoy buscando
No

No estoy buscando el camino fácil
Y no estoy buscando de perderme a mi mismo
No estoy buscando el camino fácil
Y no estoy buscando de perderme a mi mismo
No

Estoy buscando algo
Que nadie parece tener
Estoy buscando, buscando, yeah
Por algo que nadie parece tener
Sigo buscando en todos lados
Nadie que yo conozca tiene
Sigo buscando, yeah
Nadie, nadie tiene
Nadie, nadie tiene
Sigo buscando de todos modos
Nadie, nadie tiene

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Los jóvenes se multiplican, se levantan, escuchan: ¿qué les ofrece la voz del sistema? El sistema habla un lenguaje surrealista: propone evitar los nacimientos en estas tierras vacías; opina que faltan capitales en países donde los capitales sobran pero se desperdician; denomina "ayuda" a la ortopedia deformante de los empréstitos y al drenaje de riquezas que las inversiones extranjeras provocan; convoca a los latifundistas a realizar la reforma agraria y a la oligarquía a poner en práctica la justicia social. La lucha de clases no existe -se decreta- más que por culpa de los agentes foráneos que la encienden, pero en cambio existen las clases sociales, y la opresión de unas por otras se la denomina el estilo occidental de vida. Las expediciones criminales de los marines tienen por objeto restablecer el orden y la paz social, y las dictaduras adictas a Washington fundan en las cárceles el estado de derecho y prohíben las huelgas y aniquilan los sindicatos para proteger la libertad del trabajo.
¿Tenemos todo prohibido, salvo cruzarnos de brazos? La pobreza no está escrita en los astros; el subdesarrollo no es el fruto de un oscuro designo de Dios. Corren años de revolución, tiempos de redención. Las clases dominantes ponen las barbas en remojo, y a la vez anuncian el infierno para todos. En cierto modo, la derecha tienen razón cuando se identifica a sí misma con la tranquilidad y el orden: es el orden, en efecto, de la cotidiana humillación de las mayorías, pero orden al fin: la tranquilidad de que la injusticia siga siendo injusticia y el hambre hambrienta. Si el futuro se transforma en una caja de sorpresas el conservador grita, con toda razón: "Me han traicionado".

Fragmento de "Las venas abiertas de América Latina"
Eduardo Galeano

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